Lima, 1833-1919. Periodista, político y escritor situado entre el romanticismo y el costumbrismo. Se le recuerda especialmente por sus cuentos de ficción, recogidos en el libro Tradiciones peruanas. Colaboró en diversas publicaciones peruanas, y destacó también como historiador y lingüística. Esto último le permitió defender el reconocimiento de nuevos vocablos en la lengua, tal como expresa su obra Neologismos y americanismos. Su obra insigne, Tradiciones peruanas, continúa levantando polémica entre los críticos.
El romanticismo literario en América latina era una corriente que nació en tierras de habla hispana. Su origen confluye con la Guerra de la Independencia de los pueblos americanos entre 1810 a 1821. Fue un periodo de inestabilidad política que sufrió América Latina marcada por sus conflictos civiles entre caudillos y déspotas.
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El romanticismo se convierte en una herramienta de consolidación de las nuevas naciones recurriendo en numerosas ocasiones al costumbrismo. Es una forma de escape para los literarios hispanos, el hombre latino se le identifica con un pensamiento liberal. El romanticismo literario se clasifica en dos tipos:
Uno de los grandes poetas argentinos de la época, que además fue presidente de Argentina durante varios años. Escribió sobre todo temas sociales, siendo una de las personalidades sudamericanas más ilustres del siglo XIX.
Aunque el influjo de la Ilustración fue hondo y persistente en Escandinavia, particularmente en Suecia, el Prerromanticismo arraigó pronto y se extendió con facilidad, pues el clasicismo estético nunca llegó a penetrar de veras en las literaturas nórdicas. Sin resistencia revivieron los temas de las sagas y los escaldas, por ejemplo en Rolf Krage y La muerte de Balder del lírico danés Johannes Ewald (1743-1781), acaso el más inspirado de los poetas escandinavos de su tiempo. También escribió en prosa ensayos que contribuyeron a fijar el estilo. Tras Ewald, el movimiento se asienta y da un gran poeta en Suecia: Erik Johan Stagnelius (1793-1823), y dos destacados autores en Dinamarca: Adam Oehlenschläger (1779-1850) y Bernhard Severin Ingemann (1789-1862).
Por otro lado, algunos escritores liberales españoles, emigrados por vicisitudes políticas, entraron en contacto con el Romanticismo europeo, y trajeron ese lenguaje a la muerte del rey Fernando VII en 1833. La poesía del romántico exaltado está representada por la obra de José de Espronceda, y la prosa por la figura decisiva de Mariano José de Larra. Un romanticismo moderado encarnan José Zorrilla (dramaturgo, poeta y autor del Don Juan Tenorio) y el duque de Rivas, quien, sin embargo, escribió la obra teatral que mejor representa los temas y formas del romanticismo exaltado: Don Álvaro o la fuerza del sino.
Asimismo, en la literatura del romanticismo se puede evidenciar el uso de recursos oníricos y la referencia a temas mitológicos grecolatinos. Tuvo su mayor desarrollo en la narrativa, la poesía y en el teatro. Su influencia aun es notoria en la actualidad.
El romanticismo busca la ruptura con la tradición occidental en lo exótico, es decir, en las culturas foráneas a las que idealizaban. Por ejemplo, bajo el paradigma del buen salvaje idealizaban la figura del aborigen americano. La cultura islámica fue exaltada por la corriente del "orientalismo".
Las obras literarias del romanticismo se caracterizan por romper con las normas propias de los géneros literarios, valorar la imaginación, lo original y lo fantasioso sobre la razón; mezclar la tragedia con la comedia, exponer emociones exaltadas, presentar un espíritu rebelde, entre otros.
Asimismo, la literatura del romanticismo cultivó la novela histórica, la novela gótica, la novela de aventura, la figura del héroe, la belleza de la naturaleza silvestre, de los castillos en ruinas, del terror, lo inverosímil, las autobiografías y retomó temas medievales.
De esta manera, los autores destacan la importancia del sentimiento y la imaginación en la creación poética, rechazando las formas y los temas literarios convencionales. Así, predomina la imaginación sobre la razón, la emoción sobre la lógica y la intuición sobre la ciencia, lo que propicia el desarrollo de un vasto corpus literario de notable sensibilidad y pasión que antepone el contenido a la forma; estimula el desarrollo de tramas rápidas y complejas; se presta a la fusión de géneros; y propicia la libertad de estilo. En consecuencia, en la poesía se impuso la polimetría, y en la narrativa surge un interés especial por cultivar la novela histórica y el costumbrismo.
El Romanticismo también llegó a Hispanoamérica. El indigenismo, la naturaleza y el pasado nacional de cada país son algunos de los temas que más abordaron los escritores latinoamericanos, de los que citamos a: Jorge Isaacs, Esteban Echeverría, José Mármol, Andrés Bello y Ricardo Palma.
Hacia mediados del siglo XIX, el romanticismo comenzó a dejar paso a nuevos movimientos literarios: los parnasianos y el simbolismo en la poesía, y el realismo y el naturalismo en la prosa, aunque siguió cultivándose en Europa y América con gran éxito de lectores. Abordaremos en específico lo que constituyeron estos últimos.
En este sentido, recoger información del autor y su contexto, favorece la comprensión crítica de una obra, rebasando la mera la descripción anecdótica de los hechos y circunstancias que rodean a los personajes, permitiendo que docente y discentes, adviertan el componente rupturista de los movimientos literarios y de cómo se han planteado respecto a los sistemas dominantes en los que se han situado.
Se desarrolló en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra a Alemania hasta llegar a países como Francia, Italia, Argentina, España, México, etc. Su vertiente literaria se fragmentaría posteriormente en diversas corrientes, como el Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo o el Prerrafaelismo, reunidas en la denominación general de Posromanticismo, una derivación del cual fue el llamado Modernismo hispanoamericano. Tuvo fundamentales aportes en los campos de la literatura, la pintura y la música. Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el Surrealismo, llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación del yo.
Autor de obras críticas de temas variados que tanto se refieren al género de la narración breve: 20 cuentistas cubanos (1977), Cuentos del Caribe (1979), como otras que tratan de la dramaturgia española de la Edad de Oro: El teatro de Tirso de Molina (1972) así como también de temática romántica: Gautier y el romanticismo (1985), el catedrático, crítico y ensayista Leonardo Fernández-Marcané ha publicado recientemente por Ediciones Floridanas, el texto: La poesía romántica hispanoamericana (2004). Dicho libro viene a constituir un serio y valioso aporte al estudio de la literatura de "Nuestra América" como designaba el apóstol José Martí a la América de habla española.
El Índice General divide la obra en varias secciones. En primer lugar, Fernández-Marcané comienza con un copioso recorrido del significado del movimiento literario romántico propiamente dicho. El autor, después de presentar los antecedentes, conceptos y definiciones del romanticismo va desarrollando las características, no solamente del romanticismo europeo en general, sino que también incluye explicaciones del romanticismo español que tanto va a repercutir en los autores hispanoamericanos.
El argentino Esteban Echeverría (1805-1851) es la segunda figura poética hispanoamericana que se estudia en el libro. Con la publicación de "La cautiva" vemos la influencia romántica que este autor desarrolla en la América del Sur. Nos dice Fernández-Marcané: "Podemos decir que Echeverría importa oficialmente el romanticismo del extranjero, introduciéndolo en la región meridional de la América del Sur." (115)
Es indiscutible que el libro de Leonardo Fernández-Marcané La poesía romántica hispanoamericana constituye un gran acierto para aquellos que quieran conocer del romanticismo literario en general, de nueve eminentes autores de la América Hispana y además de reconocer los influjos que cada uno de estos autores ejercieron entre sí.
Consideramos literatura latinoamericana aquella literatura que ha sido producida tanto de manera oral como escrita en territorio latinoamericano o por autores y autoras latinoamericanos que por algún motivo han escrito sus obras por fuera de América Latina. Más que una entidad homogénea la literatura latinoamericana es la expresión de una multiplicidad de literaturas. Se trata de una heterogeneidad que se manifiesta de manera diferenciada en términos históricos, lingüísticos o genéricos. Esto quiere decir que lo que llamamos literatura latinoamericana es un conglomerado de obras y autores que han producido literatura escrita y oral en diferentes periodos históricos, en diferentes lenguas y con diferentes géneros literarios.
El Modernismo produce un sistema literario autónomo en América Latina y esa autonomía se da en dos sentidos. Por un lado, autónomo en el sentido de que en Modernismo se componen obras que interactúan de igual a igual con obras producidas por otros sistemas literarios y que incluso influyen sobre ellos, como el europeo por ejemplo, el Ibérico, para ser más precisos. El Modernismo latinoamericano, de la mano de autores como Rubén Darío o José Martí, influyeron fuertemente en escritores ibéricos del periodo de entresiglos como Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. 2ff7e9595c
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